significa que una decisión o acción, como la aprobación de un préstamo, una tarjeta de crédito, o algún tipo de financiamiento, dependerá de la revisión y evaluación del historial crediticio del solicitante. El historial crediticio refleja el comportamiento financiero pasado de una persona, incluyendo su capacidad para pagar deudas a tiempo, mantener cuentas en buen estado y manejar el crédito de manera responsable. Las entidades financieras utilizan esta información para evaluar el riesgo de prestar dinero o extender crédito al solicitante. Si el historial crediticio es positivo, es más probable que la solicitud sea aprobada; si es negativo, puede ser denegada o estar sujeta a condiciones adicionales.